Un macaron s’il vous plait
Una de mis cosas favoritas de la vida (y de París), son los macarons. En especial, los de Ladurée.
La historia de los macarons Ladurée empieza en 1862 cuando el intelectual francés Louis Ernest Ladurée fundó su boulangerie en la Rue Royale de París.
La decoración fue encargada al artista Jules Cheret (quién pintó la preciosísima Ópera Garnier), de ahí el color verde de la fachada.
Durante la Exposición Universal de París, el matrimonio Ladurée decidió mezclar dos géneros: la pastelería y el café parisien. Así, en 1930 nace el primer “Salon de thé parisien Ladurée” y el famoso macaron, tal y como lo conocemos hoy.
Algo que me encanta de Ladurée (aparte de los macarons), es que el entrar ahí es toda una experiencia en todos los sentidos. El lugar es DIVINE, lleno de hermosos detalles, todo perfectamente ambientado en colores pastel, te transporta a otra época. Amo ver al personal perfecta y pulcramente uniformado, tomando delicadamente con guantes cada macaron, para colocarlos en la caja que elijas (mi favorita es la verde), después con un listón formando un perfecto moño para entregarte por fin tu tan preciada bolsita color verde Ladurée.
El éxito de Ladurée es tal que la Maison tiene toda una serie de productos derivados de sus famosos macarons: velas, souvenirs, regalos, maquillaje ( Les Merveilleuses ) y geles de baño ( Ladurée Beauté ). Productos creados para los enamorados de la exquisitez y la refinada personalidad de la Maison francesa.
Para mí un plan perfecto para una tarde en París es ir a tomar un thé o un café a Ladurée y escoger entre todas las deliciosas opciones de macarons & pâtisseries que hay, de hecho hay limited editions que cambian cada tres meses a lo largo del año.
Yo esta vez elegí un Ispahan de framboise (mi favorito).
Salon de thé Ladurée
16 Rue Royale, 75008
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Bisous,
Mademoiselle P.